ROLANDO KATTAN
Poesía
Nacio en Tegucigalpa el 28 de marzo de 1979, sus padres Rolando Enrique Kattan Paredes y Luisa Fernandez Bojorquez Romo. Poeta, bibliófilo, editor, gestor cultural, miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua Miembro de la comunidad de graduados de INCAE, fellow del Aspen Global Leadership Institute y fellow de Central American Leadership Iniciative. En octubre de 2019 fue electo por el Congreso Nacional de Honduras como Comisionado del Registro Nacional de las Personas por un periodo de 5 años.
Obras:
Exploración al Hormiguero, Editorial Sexta Vocal, Tegucigalpa (2004). Poemas de un Relojero, Costa Rica, (2013). Animal no Identificado, Ed. Gattomerlino, Italia, (2014). Acto Textual, El Ángel Editor, Ecuador, (2016). El árbol de la Piña, Ed. Cisne Negro, Honduras, (2016). Parte de su obra ha sido traducida al francés, árabe, italiano, chino, griego e inglés.
Reconocimientos
Por su obra Los cisnes negros obtuvo el XX Premio Casa de América de Poesía Americana por su capacidad para mezclar poemas de largo recorrido con otros de formas tradicionales, donde cabe la observación poética y la reflexión de rango filosófico. Por su obra Poemas de un Relojero, recibió la mención de honor en el concurso centroamericano bienal de poesía Rubén Darío promovido por la comisión de Educación, cultura, ciencia, deporte y tecnología del Parlamento Centroamericano. La prestigiosa revista Forbes, lo colocó en la lista de los Más Creativos de la Región 2021.
LOS CISNES NEGROS
En la isla de Pascua hay un recorrido de moáis sobre la
ladera de la cantera volcánica.
Estas piedras gigantes dispuestas en mi andar imitan
pasos rítmicos de un endecasílabo:
No construyas castillos en el aire.
Son vocablos que se juntan, uno detrás de otro, como
palabras que al azar fijan un soneto.
No construyas castillos en el aire.
Su rostro parco y antiguo, apenas familiar, reforzaba la
voz del volcán que repetía:
No construyas castillos en el aire.
Piedras bajo el paso de mi zapato:
los cisnes negros viven en Australia.
EL ÁRBOL DE LA PIÑA
Al salir de Palestina, quería encontrar en estas tierras el árbol de la piña, imaginaba un árbol frondoso, parecido al que situó Dios en el paraíso.
Abandonó su tierra con la esperanza de una nueva y no encontró lo que esperaba.
En este poema, mi abuelo, puede recolectar piñas de la copa de un árbol, porque en un poema pueden crecer incluso los árboles que no existen, los milenarios frutos y hasta el país natal.
Sin embargo, insisto. Lo que quiero que aquí retoñe no es el árbol, sino la esperanza de que todavía hay un sitio donde abundan los árboles de piña.