¿En qué podemos ayudarte?
< Todos los temas
Imprimir

NELSON MERREN

Poesía

Nació en La Ceiba en 1931. Publicó sus primeros poemas en la revista Honduras Literaria de la UNAH, en 1963. Obras: Calendario negro, poesía, (Tegucigalpa, 1968) y Color de exilio, poesía, (Tegucigalpa, 1970). En 1969, obtuvo el Premio «Juan Ramón Molina» en la rama de Poesía otorgado por la Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán con su libro Color de exilio. Fue miembro del grupo de poetas jóvenes La voz convocada que tenía su sede en La Ceiba. Premio Nacional de Literatura en 1997. Falleció 2007 en su ciudad natal.

PAÍS NOCTURNO

La noche encerró las casas en una gaveta

pero todavía hay lugar para moverse,

salir sin cuidarse mucho de la ropa

y llegar a los acantilados al final de las calles.

Ahí el silencio es como una respiración polvorienta

bajo el aire que tira golpes de sombra.

 

Todos se quedan en sus casas

y para alumbrarse usan un huevo frito

que a veces los ayuda a llegar hasta la puerta.

Yo salgo a la calle entre esas ventanas mortecinas

y huelo las flores que solo se abren de noche,

blancas y terribles con pétalos como gritos

y ojos celosos que me azotan las manos y la cara.

 

Puertas adentro, todos hacen gárgaras de harina

pues creen que eso tonifica

una porción divina que requiere cuidados

y que tiene un sublime contorno de artefacto volante.

 

Nadie quiere ver los majestuosos acantilados

a los extremos de las calles.

Me dejan la noche para mí solo

¡y esas flores que esperan extrañamente

extendiendo sus flagelos!

CARPE DIEM

Hay días

como una calle entre solares baldíos,

pavimentada y sólo

basuras y malezas a los lados.

Días en que el café y el pan

saben a yeso, a furia seca, a estafa,

ya dispuestos y lanzados desde el periódico

con su político yankee

deteniendo el cortejo

para besar a una niñita birmana

o maternalmente calculando votos

mientras acaricia a un negrito de Harlem.

El jugo de naranja como purga

mientras sonríe con sus quince abriles

una gentil culta filósofa etcétera

damita qué asco

y más allá está el Papa declarando

con una perspicacia turullante

que la situación del mundo es grave.

 

Atravesar la calle con cuidado

por moderno atavismo,

el mismo gordo vendedor de frutas

con su falsete por lo visto patentado

el vendedor de lotería como una mariposa plañidera

ejercitando su ingenua demagogia

y en la esquina, ya con ojos de camello,

ver otra vez que el Papa

ha prometido orar por las víctimas

del terremoto en Turquía,

y las ganas terribles de gritar ¡mierda todo!

Hasta que se nos sosieguen las glándulas y los dientes.

 

Días como una carretera

bajo el sol, recta, vacía, interminable.

Tabla de contenidos