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JACOBO CARCAMO

Nació en Arenal, Yoro, en 1916 y murió en México en 1959. Perteneció a la generación de 1935 y tuvo que salir exilado a México, sin regresar a Honduras. Obras: Brasas azules (Tegucigalpa. 1938); Flores del Alma (Tegucigalpa, 1941) y Laurel de Anáhuac (México, 1954), entre otras. Todavía está por recopilarse y publicarse gran parte de su obra dispersa en periódicos y revistas de Honduras y México. Para Manuel Salinas, Cárcamo es uno de los primeros poetas hondureños que anuncian la vanguardia en el país.

MORAZÁN

Por montañas de pinos imposibles….

por ríos que pasarán hasta el viento…

por calles, por abismos,

por sombras, por inviernos

iba en cascos de rayo tu caballo guerrero.

Y ni la noche vertical de odios…

ni la herida de cauce pavoroso…

ni murallas de espadas…

ni huracanes de pólvora

nulificar podían tu marcha luminosa.

Llegabas a los pueblos…

te llenaban de escudos todos los corazones…

el Golfo de Nicoya tiene en perlas tus frases…

la voz de tus cañones esconde el Memotombo…

es barro de tus botas el oro en el Guayape.

Hombres te acompañaban…

de acero toledano,

de toledano ensueño,

era el sol obediente de tu espada.

y reían los árboles

y cantaban los niños

y bailaban los héroes de los libros de escuela

y afloraba en canción la libertad,

y nacían banderas

y venían soldados

cuando se abría en llamas tu rosa liberal.

hoy lejos de tu mano

ha crecido tu ejército…

la huella de tus plantas es órbita de astros…

en tu dolor aprenden a quererse los hombres…

es un cielo de lucha la tumba en que te hundiste,

Bolivar de los pobres,

Napoleón de los tristes.

Y cuando un golpe artero precipitó tu sangre…

cuando tu voz perdióse para nacer más honda…

cuando tu espada loca de fulgor

se te fue por los ojos hasta el héroe,

y te perdiste

y te alejaste

y naufragaste

tras un negro dominio de fusiles,

todos te saludamos,

todos te revivimos.

Vivo estás en el bronce…

firma en la miserable carne de cinco pueblos…

erguido en tus heridas…

en el volcán que elogia tu corazón de fuego

y en el hombre que exalta tu muerte con su vida.

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