GLOBALIZACIÓN
Después de la caída del muro de Berlín en octubre de 1989 y con la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, a consecuencia de las políticas de la perestroika y el GLASNOT, el mundo inició un nuevo período histórico. Las potencias vencedoras de la Segunda Guerra mundial (1939-1945), se encaminaron a una política de bloques cuyas características eran más de orden ideológico-militar que comercial. La denominada Guerra Fría fue producto de la polarización entre las potencias encabezadas por la URSS y los Estados Unidos de América. Es decir que desde 1945 hasta 1989 el mundo se mantuvo inmerso en un conflicto llamado Este-Oeste. Entendemos Este-Oste como la ubicación geográfica que se presentó en Europa, donde los países cuya estructura y organización política-ideológica se inspiraba en la concepción Marxista -Leninista y los países cuya forma de organización descansaba en el liberalismo económico y los formas republicanas o monárquicas. Los países del lado Este de Europa se definían como estados de administración centralizada y control ciudadano bajo la dirección de un partido que gobernaba en nombre de un proyecto político de los trabajadores; y los países del lado Oeste cuya organización estatal se desarrollaba en un modelo político y económico de liberalismo y una plataforma democrática de participación ciudadanas. Por ello, ambas posiciones geográficas se fundamentan en la geopolítica para fijar su política comercial y de relaciones. Esa espiral provoco las guerras de Corea, Vietnan, África, el desarrollo de los movimientos guerrilleros en América Latina, así como el triunfo de la revolución en Cuba en 1959, de inspiració comunista. Esa permanente desestabilización trajo como consecuencia menos desarrollo y más pobreza en las sociedades dependientes como la hondureña.
De 1978 a 1985, la región centroamericana fue seriamente afectada por el conflicto Este-Oeste y más de 200,000 personas perdieron la vida en Nicaragua y El Salvador. Guatemala sobrellevó el conflicto desde 1954 hasta 1990 con pérdidas humanas y daños materiales incalculables. Los esfuerzos de mediación diplomática de países amigos integrados en el grupo de Contadora contribuyeron a evitar una guerra generalizada en Centroamérica. Todo un programa de acercamiento entre los países y grupos armados beligerantes concluyó en los Tratados de Esquipulas de 1985. Las elecciones en Nicaragua y el fin del conflicto en El Salvador dieron mayor estabilidad a la región, pero las demandas sociales y económicas se acentuaron. El crecimiento de las economías no alcanzó el índice adecuado para soportar la deuda social que cada día se hace más agobiante. Un endeudamiento creciente que, hoy por hoy, el servicio de deuda representa el 33% del total de las exportaciones, impidiendo atender las necesidades más urgentes en la áreas de salud y educación. La mayor estabilidad en la región centroamericana dio origen a la transición del problema político-ideológico al problema económico. Se concibieron leyes de amplitud comercial, seguridad jurídica para inversionistas, se invirtió en promoción de cada país con el objetivo de evidenciar las ventajas competitivas. Honduras inaugura los años 80 con una mayor estabilidad política, pero con una economía con crecimiento limitado.
Los nuevos retos del desarrollo se enmarcan actualmente en una mayor apertura comercial y garantía para la inversión. Los bloques económicos y financieros enlazados por medio de 300,000.00 pantallas de computadoras y las bolsas de valores adquieren una nueva dimensión. En los mercados internacionales se dan abundantes y constantes crisis de capital denominadas efectos tequila, crisis mexicana; Quan Tang, crisis coreana; Dragón, crisis de los países llamados dragones; Samba, crisis brasileña; para ejemplificar como cada bolsa de valores está íntimamente ligada con las demás. La actual coyuntura que vive Honduras está condicionada por el fenómeno de la globalización, es decir, la mundialización de los esquemas políticos, sociales, culturales y económicos. La Globalización se caracteriza por:
- La revolución de las telecomunicaciones y la Informática.
- La revolución de la Biotecnología.
- La liberalización de los mercados de capitales.
- El crecimiento de las inversiones extranjeras directas.
- Las transferencias mundiales de capitales, bienes y servicios.
- La desregulación de mercancías y la apertura comercial.
- La difusión de un standard de modelos sociales y de consumo.
El fenómeno de la globalización rompe los esquemas tradicionales en el mundo de hoy, por lo que Honduras debe definir sus esquemas estratégicos para desarrollar una mayor competitividad comercial y adoptar una cultura de productividad que garantice un crecimiento social y económico en un marco del Desarrollo Humano. Las generaciones presentes y futuras debemos asumir el reto de construir un mejor país.