GOBIERNOS MILITARES DE 1963 A 1980
Las principales características de este período son la creciente militarización del Estado y la lucha de sectores populares y de grupos empresariales nacionales por ampliar su espacio de participación política y social. Además, aparecen nuevos partidos políticos.
El golpe de Estado del 3 de octubre de 1963, encabezado por el Coronel Oswaldo López Arellano, marcó el inicio de la militarización de Poder Político. Al principio, las Fuerzas Armadas intervienen en la vida política del país con el fin de «poner orden en casa» y después continúan ejerciendo el poder a nombre de la contrainsurgencia.
Oswaldo López Arellano asumió el poder como Presidente Constitucional el 6 de junio de 1965. Su gobierno se caracterizó por las crecientes inversiones privadas estadounidenses en el país y las mayores demandas del sector obrero organizado. En julio de 1969, surgió el conflicto bélico con El Salvador.
Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1971, surgieron una serie de contradicciones. Todo esto condujo a que se celebraran pláticas entre Armadas, las que culminaron con el Pacto de Unidad Nacional. Según este pacto, los dos partidos políticos Nacional y Liberal se comprometieron a trabajar conjuntamente en la gestión del aparato estatal y llevar a cabo un plan mínimo de gobierno.
En marzo de 1971, se celebraron las elecciones, obteniendo la victoria Ramón Ernesto Cruz, quien tomó posesión el 6 de junio de 1971. Su corta gestión presidencial se vio afectada por una serie de contradicciones en su gobierno debido al «Pactito» que había celebrado con los dos partidos políticos tradicionales antes de las elecciones. Según el «Pactito», los dos institutos políticos se dividieron proporcionalmente los altos puestos del Estado. Esta situación y la creciente agitación social por parte de grupos populares provocaron una nueva intervención de las Fuerzas Armadas en el proceso político del país.
La guerra entre Honduras y El Salvador en 1969 abrió un nuevo período a las Fuerzas Armada con respecto a su relación con la sociedad civil. Ideológicamente se les consideraba como «los defensores del pueblo» y, bajo presiones de grupos internos así como por influencias extranjeras, los militares adoptaron actitudes reformistas.
Este cambio en las Fuerzas Armadas se cristalizó en el gobierno del General Oswaldo López Arellano, que se inauguró con el golpe de estado del 4 de diciembre de 1972. El nuevo gobierno reformista adoptó medidas para satisfacer las demandas de la población, la modernización estatal y para el aprovechamiento de los recursos locales para el desarrollo económico, lo que conllevó a una expansión del aparato estatal. Así se crearon instituciones autónomas como CONADI, COHBANA, COHDEFOR, CDI, HONDUTEL, FINAVI, IHMA, BANASUPRO Y EDUCREDITO. Además, se promulgó la Ley del Salario Mínimo y una nueva Ley de Reforma Agraria.
Los siguientes gobiernos militares del Coronel Juan Alberto Melgar Castro, y de la Junta Militar -General Policarpo Paz García, Teniente Coronel Domingo Álvarez Cruz y Teniente Coronel Amílcar Zelaya Rodríguez- adoptaron medidas cuyo objetivo era el de impulsar el crecimiento económico pero sin mayor impacto social. Esto provocó crecientes demandas de grupos sociales organizados.
Durante el gobierno de Melgar Castro se dieron los primeros pasos para el retorno al orden constitucional al crearse el Consejo Asesor del Jefe de Estado, cuyo objetivo era el de elaborar una nueva ley electoral y asesorar a la Jefatura de Estado en asuntos de interés nacional. A pesar de que este Consejo Asesor fue disuelto por la Junta Militar, el proceso continuó al celebrarse en 1980 elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente. Al instalarse esta Asamblea en ese mismo año, se nombró al general Policarpo Paz García como Presidente de la República.