ESCUDO NACIONAL
El Significado de sus Elementos
El Triangulo Equilátero
«El triángulo equilátero es una figura plana formada por tres rectas que se cortan mutuamente y que forman, por tanto, tres ángulos».
El triángulo equilátero que, como ya indicamos tiene tres lados iguales, significa orden, armonía, igualdad ante la ley y buen entendimiento entre los hondureños.
El Volcán
«Volcán, según la acepción gramatical que aparece en el Diccionario de la Lengua Española, es la «abertura en la tierra, y más comúnmente en una montaña, por donde salen de tiempo en tiempo humo, llamas y materias encendidas o derretidas».
Honduras, se ha dicho siempre que no tiene volcanes. El que aparece en nuestro escudo, se asocia más bien con el aspecto físico general de nuestro territorio. No debemos esperar, pues, que del interior de nuestra tierra salga humo que nos prive de la visión necesaria para intuir nuestras realidades, para identificar con su nombre y especiales características nuestras interioridades, y para buscar, con el más ferviente de los afanes, un destino mejor, ni tampoco que salgan llamas que consuman, como si fuera material inflamable, nuestro deseo de vivir en armonía, para sacar de la convivencia fraterna el mejor de los provechos. Si algo se debe relacionar con lo volcánico, que sea la vehemencia con que deben acogerse, expresarse y defenderse los más enaltecedores ideales, con la pasión ardiente y fogosa con que deben alimentarse los sentimientos patrióticos, y con la más terca de las intransigencias para defender el bien de todos.
Los Castillos
«Castillo: Lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones».
Los castillos que, en sus orígenes, tuvieron el sello inconfundible del señorío y del vasallaje, ya consolidada nuestra independencia, tienen un singular valor histórico. Su arrogante presencia y su imperecedera duración, nos persuaden de que toda obra construida por nuestros predecesores, debe ser conservada y destinada a los fines que más convengan al interés general, en el momento histórico que se viva. Además, debe entenderse que, en caso de una ilegítima agresión o de cualesquiera otras clases de abusos intolerables provenientes de fuerzas extrañas, sus muros serán inexpugnables si los hondureños actuamos de consuno, formando un solo haz de voluntades, para que sea un solo brazo armado el que se apreste a defender, con lujo de valentía, la seguridad de todos y el honor nacional.
El Arco Iris
«El arco iris está formado ocn los colores del espectro que ve en la atmósfera un observador ciertos días de lluvia, en el lado opuesto al sol». «Arco de colores que se divisa en el cielo cuando llueve al mismo tiempo que luce sol, por refracción de la luz de éste sobre el agua de la lluvia».
El arco iris de nuestro Escudo significa armonía, paz, progreso, unión, unidad en la diversidad y belleza natural.
El Sol Naciente
«Sol: astro alrededor del cual gira la tierra y los demás planetas de nuestro sistema».
un sol naciente es el que figura en nuestro escudo. Es naciente porque en su despertar apenas se deja ver allá en la difusa lejanía del horizonte. Su tímida faz, todavía no muestra su cálida y deslumbrante redondez. No dejará inconclusa esa llegada, porque su celestial misión es darse ininterrumpidamente y por entero, para que su luz y su calor den vida permanente a todo cuanto habita en el planeta Tierra.
Nuestra misión terrenal como la del astro rey, es la del diario actuar, aunque la nuestra se caracteriza por ser transitoria y llevar consigo un diario luchar, esperar, confiar, triunfar, sufrir y soñar. Si nuestros esfuerzos y ambiciones son sostenidos y bien intencionados; si nuestras actitudes y pretensiones se inspiran en los más encomiables propósitos, debemos confiar en que cada amanecer nos traerá las más halagadoras anunciaciones y las más frescas y renovadoras realizaciones. Entonces, veremos, cómo el rostro beatífico, ardiente y brillante del sol, se convierte en el inseparable compañero que viene desde lo más alto, a cumplir el mandato divino de ayudarnos a completar o perfeccionar nuestras cotidianas tareas.
Los dos Océanos
«Océano: grande y dilatado mar que cubre la mayor parte de la superficie terrestre. Cualquiera de las grandes divisiones de este mar». Honduras tiene el privilegio de estar bañada por dos océanos. Al norte, el Océano Atlántico, Mar Caribe o de las Antillas. Al sur, el Océano Pacífico. Ambos son representativos de nuestra soberanía y nuestra riqueza en productos marinos.
Por la vía marítima nos llegaron el descubrimiento, la conquista y el coloniaje. Tuvimos que vivir esas etapas llenas de luz y tinieblas, de sojuzgamiento y tímidas rebeldías, de realidades y abundantes indecisiones, hasta lograr, por fin, incorporarnos con prestancia y dignidad, al mundo civilizado. Esas inmensidades acuáticas que al norte y al sur nos penetran en los ojos al contemplarlas, no son más que las vías naturales de acceso al resto del mundo, que podemos, libremente, utilizar para llevar a todos los rumbos nuestro mensaje de ser y existir como nación dueña de su propio destino, entre todas las que forman la comunidad internacional. Son también, las puertas que abrimos a todos los países de la tierra para recibir, con el más henchido de los gozos, todo cuando contribuya a mantener nuestra prestancia nacional y a lograr un mejor destino, mejor en lo moral, en lo económico, en lo social y en lo cultural.
El Cielo Azul Pálido:
Cielo: «Espera aparente azul y diáfana que rodea la Tierra, y en la cual parece que se mueven los astros. Atmósfera que rodea la tierra».
Como color heráldico, el azul denota justicia, celo, verdad, lealtad, caridad y hermosura.
A nuestro país, cual manto protector, lo cubre siempre un firmamento azul. Este cielo color azul pálido que todos los días vemos, sirve para recordarnos la grandeza de Dios, Creador del Universo, por lo que al amparo de su gracia debemos mantener la pureza de nuestros ideales y el recto y justo sentido de nuestros propósitos. Hay quienes a la esperanza la pintan de verde. Para Rubén Dario era celeste: «Cual pudiera decirlo en sus versos Virgilio, la divina reina luz, la celeste esperanza». Para nosotros puede ser también ese color una esperanza, latente y fúlgida, si se combina la confianza en nuestras propias aptitudes con el auxilio complementario, que el poder divino sabe dar a quienes comprometen sus mejores energías en realizar obras positivas y meritorias, más que en beneficio propio, en el de los demás.
La Leyenda
Leyenda: «Titulo, explicación o inscripción de un plano, cuadro, etc.».
La leyenda del Escudo, dice: «República de Honduras, libre, soberana e independiente, 15 de septiembre de 1821».
En esa forma, se inmortalizó la fecha en que conquistamos nuestra independencia del régimen español. En esa forma, se consagraron, para siempre, tres conquistas que, bajo ningún pretexto, consideración, circunstancia o eventualidad, deben ser profanadas, disminuidas o suplantadas. Todo ello, porque libre es «quien es capaz de regirse por los dictados de su voluntad»; porque soberano, es «quien ejerce la autoridad suprema; y porque independiente, «es el país capaz de ejercer libertad o autonomía de gobierno y legislación, con relación a cualquier otro Estado».
La Cordillera de Montañas
Cordillera, según el Diccionario de la Lengua Española, significa «serie de montañas enlazadas entre si».
Honduras, es un país en donde abundan las montañas, por eso es que éstas simbolizan la configuración física predominante de nuestro territorio. Los bosques que lo cubren, son una riqueza pródigamente puesta en nuestras manos por la bendita gracia de la madre naturaleza. Si bien ese recurso natural no exigió de nuestra parte ningún esfuerzo fatigoso y prolongado, sí exige en la acutalidad el mayor grado de responsabilidad, la más sabia de las actitudes y el más patriótico de los comportamientos, para que mantenga, sin desastrosas interrupciones, su característica de ser una fuente inagotable de ingresos nacionales.
Las Minas
«Mina: Criadero, agregado de sustancias inorgánicas de útil explotación».
Las minas representan las posibilidades de explotación mineralógica del país. Como esos recursos no son reproductivos, nos están llamando a la reflexión para que se haga uso de ellos en la forma que más convenga a los intereses del país.
La Barra
«Barra: pieza larga y estrecha de cualquier material».
El Barreno
«Barreno: instrumento de acero para taladrar».
La Cuña
«Cuña: pieza de madera o metal en ángulo diedro muy agudo para hender, ajustar o calzar».
La Almádana
«Almádama: mazo de hierro con mandgo largo para romper piedras».
El Martillo:
«Martillo: herramienta de percusión compuesta de una cabeza, por lo común de hierro y un mano».
La barra, el barreno, la cuña, la almádana y el martillo, son las herramientas de trabajo que diariamente usan la mayoría de los hondureños. Esa diversidad de herramientas revela la diversidad de sus aptitudes para el trabajo. También son indicativas de que cualquiera que fuese la ocupación a que nos dediquemos y cualesquiera que fuesen las herramientas que utilicemos, debemos considerar el trabajo como la actividad que enaltece y dignifica al hombre.
Por eso, debemos coincidir con quienes opinan que el pan más sabroso y la comodidad más grata, son los que se ganan con el propio sudor, y que la felicidad de la vida es el trabajo aceptado libremente como un deber.
Los tres Pinos y los tres Robles:
«Pino: árbol fagáceo o cupulífero de tronco grueso y grandes ramas, hojas perennes de margen lobulado, flores en amentos axilares y por frutas bellotas pedunculadas amargas; su madera es dura y compacta, muy apreciada en construcciones».
«Los tres pinos y los tres robles significan la riqueza de nuestra flora, la fertilidad del suelo, la bondad de nuestro clima y la abundancia de lluvias».
Ponen de manifiesto, además, que los bosques constituyen una de las principales fuentes de riqueza del país y que, por haber sido la naturaleza pródiga en ese aspecto, no debemos destruir nuestros árboles sin razón y sin sentido, sino que su explotación debe estar condicionada a que se repongan proporcionalmente con el esfuerzo humano, para que sean una riqueza inagotable.
Por acuerdo número 429 emitido el 14 de mayo de 1928 por el Presidente de la República, Dr. Miguel Paz Baraona, se declaró al pino como el árbol nacional de Honduras. Se consideró, entre otras razones para ello, la de que es «el ejemplo de la Flora Nacional que más contacto tiene con los hondureños en toda la extensión del país, por su abundancia característica y por las múltiples formas en que se aprovechen sus productos».
Los cuernos de la abundancia
«Cuernos: Protuberancia ósea de forma variada generalmente cónica y puntiaguda que poseen algunos mamíferos en la región frontal, y que les sirve de defensa».
Los griegos y los romanos veneraban una deidad mitológica, que significaba la abundancia y la representaban por una mujer que sostenía el llamado, precisamente, cuerno de la abundancia, repleto de flores y de frutos.
Si en alguna forma se ha conservado en nuestro escudo la deidad de los griegos y de los romanos, es para revelarnos que la abundancia en todos los aspectos de nuestra actividad no puede ser otra cosa que el resultado de nuestro propio esfuerzo.
Los cuernos de la abundancia, son una figura alegórica, contraria a lo que resulta ser nuestra realidad actual, ya que Honduras es un país sumamente pobre. Los hondureños vivimos cargados de limitaciones y estrecheces económicas. Nos afectan, seria y profundamente, desajustes e injusticias sociales. Nuestra capacidad de producción, tanto en cantidad como en calidad, no alcanza ni para cubrir las necesidades internas de consumo, mucho menos que nos sea permitido proyectarnos en forma pujante y fecunda ante los complicados y exigentes requerimientos del comercio internacional. El crimen, execrable en todas de sus deplorables manifestaciones, acaba con vidas humanas de inocentes y destruye bienes materiales valiosos, sin que haya poder capaz de contrarrestarlo. La corrupción, que parece ser bien recibida y descaradamente practicada en todos los niveles de la vida del país, exhibe su macabra figura, burlándose, irónicamente, de aquellas almas ingenuas que claman contra su impunidad.
Pese a esas dolorosas realidades, no hay que aceptarlas como si fueran males irremediables. Al contrario, hay que colaborar con todo esfuerzo redentor que se realice, tanto proveniente de gobernantes como de gobernados, ya que todos somos solidariamente responsables del destino superior de Honduras el cual tendrá que producir invaluables efectos beneficiosos, siempre que en el trayecto de las realizaciones encadenadas hacia metas previstas, no se atraviesen como comportamientos propios de nuestro medio, las incompresiones irrazonables, los egoísmos frustrantes, los abusos deshonestos y las apatías degradantes que siempre, lamentablemente, ha tenido la característica de ser solícitos y gratuitos aliados de nuestro atraso, en todos los órdenes el progreso humano.
La Aljaba llena de Flechas
La aljaba simboliza armas que usaron nuestros aborígenes contra los conquistadores para defender sus dioses y sus lares, y su incorporación en calidad de ciudadanos a la vida de la República.
Los hondureños somos, por naturaleza, amantes de la paz; pero ello no nos inhibe para que estemos preparados para repeler, en cualquier momento, agresiones o abusos que pongan en peligro nuestra dignidad de nación libre y soberana.
Lo anterior, no quiere decir que la guerra sea una afición dominante. Al contrario, debe ser tenida como el último recurso inexorable, sabedores de que trae consigo muchas atrocidades. Por eso es que debemos, por sobre cualesquiera otras consideraciones, amar la paz y aborrecer la guerra, con la misma intensidad con que amamos el bien y aborrecemos el mal.
El Escudo de Armas de Honduras fue decretado por la Asamblea Nacional Constituyente el 3 de octubre de 1825 y ratificada el 1 de febrero de 1866 en la Administración del General José María Medina.